Inmigrantes

miércoles, abril 12

Entre 1875 y 1914 Argentina recibió a más de cinco millones de personas, que representaron el 14 por ciento del total del movimiento migratorio mundial. En ese entonces, nuestro país llegó a ocupar el tercer y también el segundo lugar entre aquellos que recibían inmigración.
"Desembarcando en Argentina"

Fueron inmigrantes de Armenia, España, Italia, Francia, Japón, Polonia, Rumania, Rusia, Ucrania y de otros países que hoy lamentablemente no recuerdo.
Los inmigrantes en aquel entonces fueron muy bien recibidos por los ciudadanos argentinos. Si bien los inmigrantes que llegaron a Argentina pensaron que no se quedarían para siempre, muchos de ellos con el paso del tiempo decidieron establecerse definitivamente por voluntad propia. Algunos porque formaron una familia y creyeron que les sería difícil adaptarse después de tantos años a un nuevo lugar, aunque sea su patria.
Otros, porque prefirieron conservar en su memoria el recuerdo de un pueblo que no ha sido afectado ni por la guerra ni por el tiempo. Y el recuerdo de un hogar lleno de gente que probablemente hoy ya no está.

Muchos prefieren conservar esas imágenes que los acompañarán siempre.
Porque a pesar del desarraigo que lo viven con cierta nostalgia, les queda la seguridad de que aunque el tiempo pase, que es algo inevitable, habrá rasgos, canciones, poemas que jamás podrán ser olvidados. Así como también el orgullo que cada uno de ellos conserva al decir soy español, soy italiano, soy japonés, soy ruso, soy chileno.
Estaba haciendo memoria porque cuando vivía en Argentina, años atrás, jamás me imaginaba que iba a salir del país para ir a vivir a otro lugar como lo estoy haciendo hoy. Veía a los inmigrantes trabajar, estudiar, y se adaptaron tan bien en mi país, que no había diferencias, fue gente que nos mostró lo que es la lucha, el no rendirse, el caminar con la frente bien alta y con su patria en el corazón, jamás los tomamos como "inmigrantes" porque son parte de nuestra historia. Porque no hay que olvidar que la mayoría de nuestras raíces provienen de ellos.

Hoy soy inmigrante, y me siento orgullosa de haber pasado por esta experiencia, no llegué a este país en la misma condición que ellos llegaron a Argentina en aquellas terribles épocas de guerra, pero soy inmigrante y en muchos casos aquí me lo hacen ver. Pero no me importa, sigo adelante, porque ni ellos saben la fuerza de voluntad y la constancia de seguir remando que tenemos los inmigrantes, nunca los brazos caídos, si se cierra una puerta, bueno se abrirá otra más adelante. Hasta estoy bien segura que ellos no podrían aguantar el ritmo de trabajo que suelen tener los inmigrantes, ayudan a levantar países y éste es un ejemplo (Canadá) pero lo saben, y saben que encima tenemos más aguante todavía. No entienden cómo si venimos de países con clima tan cálido, aguantemos tremendas bajas de temperatura yendo a trabajar todos los santos días, y encima con una sonrisa. Me lo dijo una vez mi profesor de francés que es canadiense, que ellos no entienden de dónde sale la fuerza interior, mental y física que tenemos. No es sólo eso, hay sueños buscando poder realizar y mucho más.
Este post va dedicado a la cantidad de inmigrantes de USA, que hicieron estos últimos días parar a todo Estados Unidos, con las poderosas marchas en todas las ciudades, y que también se sumaron muchísimos estadounidenses a esas marchas, demostrando que el inmigrante es un factor importante, que pesa, y que debe tener sus derechos.

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