Fue uno de los mejores momentos que pasé en mi vida, cuando entraba a la escuela cambiaba el perfume del ambiente, óleo y trementina por los pasillos, olor a tinta de serigrafía en las escaleras, y mucha buena onda en todos lados. Historia del arte no era una clase, era más bien una charla entretenida con uno de los mejores profes de la escuela que lograba con tanta profesionalidad llevar una materia que en general resulta aburrida y al momento lo hacía plecentero.
Llegaba a casa con tanta alegría de empezar el trabajo pedido que los fines de semana me pasaba horas en la biblioteca tratando de que los trabajos de historia queden perfectos.
Unos años después, buscando donde poder estudiar restauración de cuadros, me encontré con que enseñaba en el teatro General San Martín de Buenos Aires un hombre muy simpático llamado Carlos Melo.
Me metí a estudiar y wow que lindo fue eso.
Retauración es algo muy delicado que necesitas tener buena vista y muy buen olfato para aguantar el fuerte olor de los líquidos que se usan.
Y no ser algérgico a los alcoholes con los que uno debe trabajar ni a la humedad en las pinturas que emana de cada obra vieja.
Me quería matar...tuve que dejar porque me estaba haciendo mal ( soy alérgica)
La asistente de mi profesor me contaba que trabajaba de restauradora desde hacia casi 20 años y que ya no tenia olfato...- ah buee -pensé- tendré que dajarlo entonces.
Pero fui pintando en casa, con unos ex compañeros de la escuela de Bellas Artes organizamos algunas muestras, la guita salía de nuestro bolsillo, pero convocabamos al final bastante gente.
Cuando llegué a Canadá dejé de pintar, por una cosa u otra. Tuve que estudiar francés, ponerme a trabajar y no se me pasaba por la mente ralizar algo.
Hoy ya llevo vendidos en Canadá 2 pinturas en solo 4 meses, a pedido, y voy por la tercera. Volví a enredarme con pinceles y ácrilicos, al pintar vuelvo a sentir que me libero hasta de mí.
2 comentarios:
Hola. Estoy pensando en hacer bellas artes...o quizá restauración, aquí en Madrid. Tu escrito me ha gustado mucho, y me ha animado a intentarlo. Sí, es una pena que los materiales sean tan caros... pero todo ha de ir adelante. El olor a trementina debe estar siempre ahí... y el de los óleos y los lápices de carboncillo.
Sabes, yo ya lo decidi, obviamente este post es viejo, del 2005.
Cuando llegue voy a retomar, me gusó mucho y quiero estar en ese mundo de nuevo.
Gracias por pasar y que bueno que ésto te haya dado ganas de empezar de una vez.
:)
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